Vueltas en círculos

Es una forma recurrente la que tengo en la escritura. No sé a qué se debe, pero me voy y vengo, como meciéndome en las palabras. A veces es como tener sed y buscar agua. Pero en vez de beber las palabras, salen de tí misma. Incluso busco más letras, más palabras más contenidos propios. (Ajenos también, generalmente) pero, hasta saciar la sed de palabras, no puedo quedarme tranquila. 

A veces me encuentro con otros tipos de ser. Es curioso. Sed de líneas, sed de música, de poesía, de movimiento, sed de ser, de cambiar. De moverme.
Cada movimiento dejamos de ser quien éramos y nos convertimos en otra. En otra estatua, otro movimiento, otra posición, ninguno como el anterior. Tiene otro efecto, otro contenido aunque tratemos que sea el mismo.

Sí. Al final cambiamos, pero, aunque siempre temí al cambio, es verdad que confirmo cada vez que vuelve mi miedo -también a veces recurrente, sin embargo cambia también- me doy cuenta que no fue el fin del mundo.
No estoy perdida, ya pasé por aquí, pero sé como salir.

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